El desafío de los 30 días. Día 2.

Publicado: 2 noviembre, 2014 en "Frikismo", Juegos de rol
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¿Cual ha sido tu mejor sesión? ¿Por qué?:

Creo que ayer me quedé un poco corto, aunque bien es cierto que no tenía nada que contestar. Sin embargo la de hoy sí que es una muy buena cuestión para extenderse y hacer memoria.
Creo que habría que retrotraerse mucho en el tiempo para encontrar una sola partida que considerar la mejor. Además hay que tener en cuenta lo caprichoso de los recuerdos, pero una cosa sí tengo clara, como en otros ámbitos de la vida, las mejores sesiones suelen ser las primeras. Esto es especialmente cierto en aquellos juegos que van perdiendo gracia según los pj’s van conociendo de qué va la película. Ejemplos claros son La llamada de Cthulhu y sobre todo Paranoia . Reglamentos a los que jugué muchísimo en mis años mozos, sobre todo como máster.
La verdad es que doy vueltas y vueltas y no logro recordar en realidad una sesión en concreto, más bien recuerdo campañas o temporadas de juego en las que disfrute especialmente. Me viene a la mente por ejemplo cuando dirigí al que era mi grupo habitual en Las sombras de Yog-sothot, ó en Las mascaras de Nyarlathotep, ambas en La llamada de Cthulhu, ó en cualquiera de los difíciles y tremendos módulos que publicó Jóc internacional para Stormbringer. Recuerdo con especial «cariño» aventuras como La mansión del riesgo y la isla del hechicero, por citar algunas,  en las que lo pasé especialmente bien, tanto de máster como de jugador. Pero supongo que tendré que concretar un poco más y haciendo memoria me viene a la cabeza Rune quest ( el que para mí es y será siempre el mejor juego de espada y brujería ) y su genial módulo El abismo de la garganta de la serpiente.

Para los que no conozcáis o hayáis jugado esta dura y divertidísima aventura, diré que os recomiendo desempolvarla y jugarla, bueno en realidad vale la pena volver a buscar todo el material del Rune para el mundo de Glorantha publicado por aquellas fechas.
Volviendo a la sesión en si, yo interpretaba a mi personaje más longevo y querido, Shenia Enchasól, Una elfa marrón, guerrera y sacerdotisa de Aldrya ( la principal deidad elfica ). Este personaje con el que ya llevaba alguna que otra aventura, pero que tampoco era aún ninguna maravilla más allá de su 105 – 110% en arco compuesto, algo tampoco fuera de lo normal para un aldryani como sabrá cualquier veterano de este juego. Sin embargo tanto mi personaje como el resto del grupo nos veíamos eclipsados por el personaje de mi buen amigo Hugo. No recuerdo el nombre del personaje en cuestión, pero era un enorme bárbaro orlanthi ( la versión de los cimmerios en Glorantha ), ademas de espada de Humakt, ( señor de las runas – sacerdote guerrero del dios de la muerte ). Era un tanque blindado y cargado de armas y armaduras mágicas, ademas de tener varios encantamientos sobre su persona, en fin que el resto parecíamos unos personajes recién creados a su lado. Esto que se agradece a veces en un lugar como El abismo, plagado de broos, hombres escorpión y cosas peores, terminaba estropeando la partida al resto, sobre todo porque no terminábamos de entender mejoras en su ficha y nuevos objetos mágicos que surgían en su personaje entre aventura y aventura, fruto de extraños «trapicheos» con el máster.

Poco a poco fuimos explorando aquel lugar infecto de cáos y enfrentándonos a los muchos enemigos que lo poblaban, o al menos a los que Hugo nos dejaba porque siempre era él quien daba el golpe de gracia y salvaba la situación, saliendo además incólume e indemne un combate tras otro. Y esto fue así hasta uno de los momentos de clímax de la partida, donde nos enfrentamos a un gigante de 6 metros, que vivía recluido por su propio tamaña en las cuevas, alimentándose de las alimañas caóticas que pululaban por allí, y de los pocos insensatos que -como nosotros- se adentraban en aquel lugar impío ávidos de oro y gloria.
Cuando vi al bicharraco al que nos íbamos a enfrentar, yo creí que había llegado el final de aquella pequeña elfa marrón de FUE 10, CON 12 y TAM 8 o 9) creo recordar, que por no tener, no tenía ni modificador de daño. Todos comenzamos a prepararnos, sacamos las armas, imploramos a nuestros dioses, y Hugo cómo no, se puso en plan torero: Dejadme solo, dejadme solo!!!. Comenzó a echarse hechizos a cholón, fuerza, coraza, anti magia, espada autentica, en definitiva, usó un montón de puntos mágicos y de hechizos divinos algunos de ellos de un sólo uso, para doparse al máximo y correr a enfrentarse al gigante en combate singular, y así pasar a la historia en una victoria épica que sería contada ante las hogueras nocturnas en todos los asentamientos orlathis de toda Glorantha, o al menos eso creyó él…
Mientras mis compañeros se preparaban para ver el espectáculo tanto de la victoria como de la muerte de mi colega, yo me situé en la retaguardia, saque una simple flecha, tensé mi arco/familiar y me lancé el hechizo divino Trance arquero. Este hechizo hace desaparecer todo el entorno alrededor del arquero, dejando sólo al objetivo al alcance y convirtiendo al receptor del mismo en una especia de francotirador mágicamente asistido. En términos prácticos doblaba los percentiles de tiro con arco durante unos 15 minutos, y teniendo como contrapartida que el tirador sólo puede moverse para buscar un mejor angulo de tiro u otro objetivo, con lo que durante la duración, me quedaba totalmente vendido ante un ataque cuerpo a cuerpo del gigante y su enorme garrote de 6D6 de daño.
Tras unos asaltos de observación y preparación, el gigante cargó contra nosotros, y Hugo hizo lo propio con las runas de su mandoble y su armadura refulgiendo magia de combate y el terrible poder divino del dios de la muerte al tiempo que gritaba desafíos, para nuestro divertimento y preocupación de su madre que miraba por la ventana de la habitación intentando comprender a que diablos estábamos jugando. Mientras yo «a mi bola» apunté y disparé, y se produjo uno de esos momentos de justicia «karmico/divina» en el que todo lo que tiene que salir bien lo hace: «01» ¡empalamiento! ( máximo daño sin contar armadura ), lo cual con mi arco elfico compuesto de 1D8+1 y como he dicho antes sin modificador de daño, según donde diese, podía no pasar de una buena herida, entonces tiré el D20 para la localización de daño, y otra vez 01, ¡¡¡cabeza!!!, incluso 9 miseros puntos de daño son demasiados para un gigante si son en la cabeza.
Mi flecha atravesó uno de los ojos del gigante y se incrustó en su cerebro, se desplomó frente al personaje de Hugo antes incluso de que este se diese cuenta de que había pasado. Se hizo un silencio sepulcral tanto en la caverna como en la habitación de mi colega y yo tuve mis 5 minutos no sé si de fama, pero desde luego de absoluto orgullo elfico.

Y supongo que eso es lo más parecido a una gran sesión que recuerdo con detalle como jugador. Iba a separar como he visto hacer a otros blogeros entre jugador y máster, pero la verdad como director de juego recuerdo más campañas o temporadas de juegos como he dicho antes que sesiones en sí.

 

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